Indignan a los indignados
Hay bastantes cosas tristes en la prohibición de manifestarse en Sol y otro centenar de plazas madrileñas durante la campaña. La primera es que no suele ser una buena noticia que se restrinja el derecho de manifestación, como advierten desde Toma la Plaza. Pero aquí quería detenerme en otra razón por la que me parece lamentable.
Me asquea porque a lo que estamos asistiendo es, una vez más, a la batalla electoral en su variedad más cutre, esa en la que se acaba perdiendo de vista a los ciudadanos. La cosa funciona así: la Ley Electoral, en su artículo 57.1, establece que los Ayuntamientos deben comunicar a la Junta Electoral los “locales oficiales y lugares públicos que se reservan para la realización gratuita de actos de Campaña Electoral”. La reserva de esos lugares implica que ahí no se pueden celebrar manifestaciones durante la campaña. Pues bien, para estas elecciones el Ayuntamiento de Madrid ha mandado reservar 110 lugares públicos, incluido Sol, 42 más que en las pasadas elecciones municipales y autonómicas y 45 más que en las generales de 2008. ¿Somos muchos más votantes, están en juego muchos más escaños, estamos mucho más repartidos geográficamente por la ciudad que en 2008? ¿Alguna explicación a los ciudadanos de ese aumento de más del 60% de los lugares en que se prohíbe manifestarse? No la ofrecieron cuando este periódico se lo preguntó el viernes.
De modo que el Ayuntamiento (PP) es quien reserva los espacios, pero es la Delegación del Gobierno (PSOE) la que debe velar por el cumplimiento de las restricciones. Supongo que comprenden la magnitud de la patata caliente. Y si no, ahí está el siempre sutil Francisco Granados, secretario general del PP madrileño, para arrojar un poco de luz. “Hay que esperar que la delegada del Gobierno deje de hacer oídos sordos a las resoluciones que se van tomando y haga lo que tiene que hacer, lo que es su obligación, cumplir y hacer cumplir la ley”, declaró a Efe.
Pues eso. Los indignados saldrán a la calle, por supuesto. Más indignados todavía. Y los artilleros de la derecha presionarán hasta la náusea a Interior para que cumpla con su obligación y envíe la policía a desalojar las plazas. Son unos blandos, dirán. Están ustedes desprotegidos, ciudadanos de bien. Y pobres los comerciantes. Ya saldrá Arturo Fernández a decir que no les dejan vender nada. Y si la policía sale se frotarán las manos frente a los televisores de sus despachos.
Y todo, ¿para qué? ¿Qué consiguen? ¿Que usted, ciudadano, esté más seguro? ¿Que le lleguen a usted mejor los mensajes de los políticos? Claro que no. ¿No sería mejor dejar que los indignados debatan en la calle? ¿Es que no han demostrado sobradamente que son pacíficos? Me temo que el único objetivo de todo esto son los votos. Y eso es precisamente lo que indigna a los indignados.
Han metido al 15-M en su campaña. Pero no para dejarles debatir, intercambiar ideas, ejercitar y compartir la ciudadanía en las plazas. Lo han metido como arma arrojadiza, como argumento-cachiporra para sus batallas estériles. Chapeau.
quanti imbavagliati anche in Italia,quanta falsa democrazia anche nel mio paese,quanta dignità calpestata,io spero e credo sempre nel potere della comunicazione ed informazione onesta e nella volontà della coscienza civile,altrimenti se facciamo scendere il silenzio su di noi possiamo parlare di dittatura,maria rosa dominici
ResponderExcluir